La energía fósil es una forma de energía que se obtiene de la combustión de recursos naturales que se han formado durante millones de años a través del proceso de descomposición de materiales orgánicos. Las principales fuentes de energía fósil incluyen el petróleo crudo, el carbón y el gas natural. Históricamente, la energía fósil ha sido la fuente de energía dominante para la humanidad debido a su alta densidad de energía y su relativa facilidad de acceso. Esta forma de energía se utiliza generalmente para la generación de electricidad, la calefacción, el transporte y la fabricación.
Los vehículos de energía fósil, como la gasolina y el diésel, utilizan combustibles derivados del petróleo. Estos vehículos queman el combustible dentro de un motor interno para generar la energía necesaria para la propulsión, produciendo emisiones nocivas. Cuando se queman combustibles fósiles, se emiten gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (Co2), lo que contribuye al cambio climático y al aumento de la temperatura global.
Por otro lado, los vehículos eléctricos no emiten contaminantes directamente y pueden reducir el impacto ambiental.